Han pasado sólo cinco días, y sin embargo siento que partiste hace tiempo; de una otra forma cuando te enfermaste ya te habías ido... no eras mi tata que jugaba el Kino, comía helados, leía el diario, veía Rojo y me regaloneaba. A pesar de eso, estaba tu presencia, digamos "palpable"... te podía tocar, darte un beso y decirte lo mucho que te quería. Ahora que ya no estás, siento que gran parte de mí también no está, me siento como vacío, raro, como que algo demasiado grande, importante y vital me falta. No es para menos, ¿verdad?... dieciseis años no se olvidan y se dejan atrás tan facilmente. Sin embargo, tampoco quiero ser egoista. Yo sé que querías descansar y tu partida es el mejor premio por todo tu trabajo y esfuerzo... te mereces este descanso por todo lo que hiciste.
Siempre me preguntabas si te iba a echar de menos el día en que desaparecieras, y ¡cómo no echarte de menos!. ¿Ahora quien me va a contar sus historias, sus experiencias?. Voy a extrañar los paseos por el centro, ver las galas de Rojo contigo, no ir a comprarte el "Vea" y las tantas cosas que compartíamos.
Pero yo me encargaré de mantenerte vivo, en mí hay demasiado de ti. Gracias por todas las alegrías que me brindaste. Te juro que los recuerdos que tengo contigo son lo más lindo que tengo...sí, realmente son lo mejor. ¿Cómo olvidar, acaso, cuando tenía cuatro años y me sentaste con la maquina de escribir al frente y me empezaste a dictar malas palabras causando el horror y el espanto de mi madre y mi abuela por mi vocabulario? Jejeje... manso reto que te llegó.
No me gusta decir adiós, así que ... hasta siempre tata.
Te amo para siempre.
Tu nieto.