ShaskaX

jueves, febrero 23, 2006

Ella y Él (en la despedida)


Ella y Él en el andén. El sol brillando en su esplendor, pero sólo brillando en el cielo... el brillo es un elemento totalmente pasado y perdido en la vida de Él. La situación es totalmente paradójica a 11 y 6 de Fito Paéz, estamos hablando de una despedida (que intentará ser por parte de Él, un acto verdaderamente heroico, aunque sea el único que haga en su vida). La situación es más Soda Estereo, Cardigans, Virus. Él comenzará a hablar.

A veces tengo temor, lo sé A veces verguenza

Él le desea suerte, y se arrepiente al instante. Le gustaría haberle deseado éxito, pero los nervios otra vez lo han traicionado. Ella sólo lo mira un poco tímida, detrás de sus intimidantes ojos oscuros. Y a él le dan ganas de perderse en ellos, de sumergirse y quedarse para siempre ahí, protegido en esa oscuridad tan clara y siempre acogedora, cálida. Ella claramente agradece el gesto, mientras Él se pregunta como mierda va a continuar.

Como puedo detener.. Esta atracción que siento por tu piel, encadenado te recorro a nado, y prefiero ahogarme.

¡El milagro ocurre!. La estupidez de tanto tiempo queda atrás, y el sinceramente le pide perdón.
Sorry, sorry, sorry, sorry...

Le pide perdón por su cobardía que siempre lo venció. Le pide perdón por no mostrar su verdadera cara, y por no poder hacer un simple gesto que indicara algo especial. Le pide perdón por no estar a la altura, por ser un cobarde, por ser digno de ser olvidado. Le pide perdón porque siempre la fue a buscar, pero se escondía cuando la veía. Le pide perdón porque siempre el miedo lo venció y le comió las palabras. Le pide perdón por tantos pasos desorientados, y además borrados.
Vos sos mi obsesión Quisiera atraparte

Se le olvidaba disculparse por no poder atraparla nunca.

Ay dime donde estás Donde fuiste a parar

Se disculpa por tantos regalos no entregados, por tantas palabras calladas, por tantos pasos no dados, por quizás tanta siutequería, por tantas flores amarillas marchitas.
Y el siempre quiso escuchar... así de la nada... (pequeño detalle) que Él era importante, y que el sólo verlo la iba a dejar feliz por el día. Y que también se moría de ganas de besarlo, porque el también quería, quería perderse en ese perfume tan especial y puro que siempre lo alegraba, en esa piel tan suave, en esa voz tan plácida, en esa risa tan contagiosa.

Love me love me say that you love me (Él pedía)

Kiss me out of the bearded barley
Nightly, beside the green, green grass (Él quería)

Y Ella después de escucharlo sólo sonrió. Partió.
El lloró de verdad, desde adentro, del estómago.

Hay una grieta en mi corazón Un planeta, con desilución

Todo terminó, y así Él partió una vez mas derrotado, añorándola, deseándola, recordándola.

En su mente cien mil fotos como flash

(...
)











jueves, febrero 09, 2006

Blanco

Blanco

Lo más lógico es que yo no debería estar acá. No tengo porque, las razones no son aceptables, simplemente no concuerdan, se invalidan solas por su inconexión con lo lógico, con el ciclo. No sé si tengo del todo mis ojos abiertos, pero siento un exceso de luz enorme, rayos de un blanco intenso me taladran las pupilas y me las penetran haciéndome creer que estoy dentro de una ampolleta, de una luminosidad demasiado blanca, demasiado clara, demasiado albina. Sin embargo detrás de toda esta niebla nítida logro divisar a un niño abrazado al torso de un anciano, y tampoco sé porque ese niño llora. Creo que uno de los peores sonidos del universo es el llanto de un niño. Su llanto lo escucho lejos, su llanto está en el segundo plano del televisor. Está detrás de ese maldito zumbido que me revienta los tímpanos a cada segundo, de ese pito agudo que pareciera que sale de todas partes y se acercara especialmente a mí. A lo lejos, junto al llanto un par de gritos y mucho alboroto. Todo está más blanco, mi incertidumbre también... no sé si a causa de la luz o de la nieve que cae, nieve bajando como oí de alguien alguna vez. De súbito silencio y todo emblanquece más. Repito: Yo no sé dónde estoy, todo esto debe ser una mera y funesta casualidad.