Oda a la irremediable pero obligatoria pérdida de tiempo escolar

Oda a la irremediable pero obligatoria pérdida de tiempo escolar

Antes de todo, no podemos empezar este homenaje sin un minuto de silencio (¿o sería más coherente ruido?) por el reloj despertador, que todas las mañanas nos susurra dulcemente a los tímpanos que tenemos que despertar a la pesadilla.
Lancémonos a la piscina junto a los alfas que bucean desesperados buscando su valor, junto a otro grupo de letras griegas, una "X" y una "Y" que se desvalorizan entre cuerdas y triángulos, y luchan por unos grados o unos grados menos.
Después, no olvides enjuagarte del Cl que a nadie le importa, con sus cargas eléctricas que no te hacen daño pero que te quitan minutos del descanso tan soñado y deseado. Pero no seamos injutos. ¡Son cómplices también el H, el O y a veces el Mn!.
Cómo devalúan a las letras transformándolas en detergentes multiusos para cumplir tareas que no les corresponden.
Pasan horas y horas... pero tampoco me amargo. Estoy aprendiendo a sonreír, aunque sea de puro aburrido.

Labios de Cianuro

Labios de Cianuro

Tú y yo necesitamos lo mismo
O bueno... sí... casi lo mismo
Tú me podrías dar lo que yo tanto quiero y necesito
Pero yo no a ti
De todos modos, esto no es lo que nos convoca hoy
El motivo de nuestra reunión es el de decirte que acepto tu propuesta. El decirte que yo también me cansé de no hacer conexión (en un circuito demasiado cerrado), de ser un desadaptado, de ser un inconexo deshauciado... definitivamente sin cura y nada por hacer.
No me importa. Que a ti tampoco te importe. Esto no es para nosotros y simplemente estamos optando por la consecuencia.
Acepto. Nos iremos al fin, juntos y de la mano, como nunca lo pensé pero como he decidido aceptarlo con una sonrisa... apenas delineada.
Se acabó el conformismo tantas veces recomendado y tantas veces rechazado, se acabaron los consejos nunca pedidos, las ilusiones estúpidas que querían escudar la realidad y sostener un futuro más que claro (claramente gris), se acabaron las explicaciones que nunca quisimos dar y no teníamos porqué, se acabaron los análisis gratis de pseudo-psiquiatras no requeridos.
Llegó el momento de escribir fin o un continuará seguido de tres puntos suspensivos... pero de todos modos, todo va a ser mejor.
A la misma mierda los remordimientos, la moralidad, la culpa y el peso... el maldito peso tantas veces criticado y siempre tan inintendible para los otros. ¿Qué saben ellos, pequeños juguetitos de cristal encerrados en una burbuja indestructible?. ¡Y qué tanta mierda si la envidia me corroe!. Que sus insultos no te hieran más... aunque realmente ¿qué más podrían dañar?... ¿las mismas heridas sangrantes y que se resistieron a cicatrizar?. Que sus griteríos que te acusan de cobarde, de locura te resbalen, tal como se les resbala a ellos la profundidad de lo que es vivir. (Aunque... ¿qué es vivir?)
Pero antes de la partida, concédeme un último deseo: bésame los labios envenenados de cianuro, y vámonos recostados: tú en mi pecho, yo con la cabeza algo ladeada y ambos los labios juntos.
Bésame y si no quieres no digas adiós, no necesitamos pañuelos blancos de despedida.
Atrévete a besarme y dar el paso...
¿Es complicado, verdad?.
Pero bésame, déjame irme feliz por favor.
Bésame...¿sí?...eso...justamente...a...así.
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