ShaskaX

martes, diciembre 27, 2005

Sopor Eterno


Entienda completamente y firmemente que:
El Calendario no siempre cambia a tu favor, que uno trata de ser, que mi rostro no soportará, que no hay a quien culpar ni olvidar. Y ojo, deténgase ahí: no hay a Q-U-I-E-N C-U-L-P-A-R. Tratar de hablar, sonido irreal, mi hambre me hará gritar... definitivamente no todo se puede perdonar.

El Frasco vacío, las pastillas tiradas, un whisky añejo sobre la mesa de vidrio, un cigarro consumiéndose sobre el cenicero verde, la radio sonando, despertar... y sentir el golpe profundo en la boca del estómago. Arrugar la cara.

Soy el primer polizonte en el viaje a Venus. Los maniquíes me guiñan y los semáforos me dan tres luces celestes, y las naranjas del frutero de la esquina me tiran azahares, y así, medio bailando, medio volando la saludo y le regalo una banderita. Quiero mirar a Buenos Aires del nido de un gorrión, y saltar sobre tu escote como un acróbata demente para sentir que enloquecí a tu corazón de libertad. El Ángel, el soldado y la niña, bailan mientra un coro de astronautas y niños nos cantan... Trépate a esta ternura de locos que hay en mí, ponte una peluca de alondras y vuela conmigo ya, ábrete a los amores que vamos a inventar.

La locura, tan pesada sobre el agua. Sumergible.

Encontrarte en algún lugar aunque sea muy tarde. tantos odios por curar. tanto amor descartable.

eres mi obsesión y definitivamente mi destrucción.

La media volá.


domingo, diciembre 18, 2005

Navidad llegó y nada me deprime más.


El título lo saqué de una canción de Miranda, que la he estado escuchando harto en el último tiempo.
Vengo llegando de un concierto de villancicos que se hizo en el Teatro Municipal, bajo la dirección del pianista Gonzalo Calle Recabarren... y me puse a pensar en lo que está todo el mundo pensando, en NA-VI-DAD. Fecha en que el caos reina por el centro de nuestras ciudades, en los centros comerciales, en las tiendas, en las ofertas y en las grandes liquidaciones, a todo esto súmele el horripilante calor, el stress del viejo pascuero y sus pequeños ayudantes, y la histeria de los padres para consentir a sus hijos con grandes y costosos regalo y el olvido colectivo del motivo verdadero por el cual se celebra la navidad. Pero el tema de hoy día, no es dejar en claro el acontecimiento por el cual se celebra navidad, no me quiero meter en discusiones ni filosóficas, ni históricas, ni religiosas. No hoy, un domingo a las 00:19 hrs; sólo quiero expresar que este año no QUIERO que llegue navidad... quiero que sea 24 de Diciembre y automáticamente ya sea 26. Desde hace bastante tiempo que ando con una sensación de incomodidad y desesperación total cuando algo me recuerda el temita que estamos hablando, de hecho, me di cuenta de esta situación cuando hace mas o menos un mes escuché en el mall unos villancicos y yo quedé plop, me dije "¡Qué espanto!, en un mes navidad!". Y no es por antisocial que no quiero que sea navidad, ni por rebelde ni por ateo ni por nada de eso... es simplemente porque voy a pasar una fecha tan linda para la mayoría (y para mí también: ha nacido Jesús!) sin mi tata, y obviamente eso se va a notar. No quiero ver a mi familia llorando, mi tata tampoco lo querría. No quiero más llanto, por lo menos no más llanto este "adorable" 2005.

PD1: El concierto se va a repetir el día 22 de Diciembre en el frontis del Ñusta Kori (Baquedano c/n Bulnes).
PD2: Es lo mejor quejarse, de cosas que no tienen solución.

miércoles, diciembre 07, 2005

Coronación: Refugio en la locura.


Hoy terminé de leer las 205 páginas de Coronación, primera novela del escritor chileno José Donoso. Antes de dar mi parecer sobre el libro, me gustaría contarles que José Donoso fue uno de los principales integrantes del boom literario latinoaméricano, y que murió hace muy poco, en 1996. Mientras estudiaba inglés acá en Chile, se ganó una beca para estudiar en Princeton, finalmente se tituló como profesor de literatura inglesa. Vivió en Magallanes y también en Argentina en su época adolescente, y fue profesor de la Universidad Católica.
En fin, Coronación (que fue llevada al cine por Silvio Caiozzi y ha sido la cinta nacional más premiada) habla sobre la decadencia de las familias aristócratas chilenas que se quedan viviendo en el pasado, apariencias y superficialidades lo que conlleva a que cada vez queden más solas. Esta situación se acentúa mucho más en la novela pues la familia de Misiá Elisa Grey Ábalos (que vive afectada por una avanzada arteriosclerosis) no tiene más descendencia que Andrés, un abogado cincuentón y soltero que se interroga constantemente por el sentido de su vida y la muerte. Todo se remece en la vida de Andrés, cuando llega Estela una huasita de 17 años que despierta sus deseos más animalescos y por otro lado hace tomar conciencia a Andrés de que en su vida nunca ha hecho nada por trascender y que nunca ha sentido amor. También aparecen otros personajes como Mario, La Dora y René que son unos sureños que al llegar a la capital se contagian por el dinero y escalar socialmente y hacen cualquier cosa por salir de su pobreza y miseria.
Pero el tema que lejos más me interesó son las vivencias y reflexiones que se hace Andrés y que pienso que todo ser humano se las hace. Muchas veces pensamos en como trascender, en como perdurar incluso cuando la raza humana desaparezca, en como "dejar algo"... pero es justamente cuando pensamos acerca de todo esto y la vida se nos escurre, como agua entre los dedos. La otra vez conversaba con un buen amigo y me decía que la mayoría de los niños son felices porque simplemente actúan, hacen caso de sus impulsos y ya!... no se torturan suponiendo, pensando, preguntándose, etc, etc y muchos más etc.
Otro punto que me gustó mucho del libro fue que habla mucho sobre la locura, como manera de crear un universo propio y así lograr ser feliz.
El final del libro, buenísimo... uno de los mejores finales que he leído, muy apropiado y bien escrito.
Acá les dejo algunos pasajes del libro que me gustaron mucho y que hablan justamente de esto:

"...entonces, el terror del tiempo y del espacio rozó a Andrpes, remeciéndolo. Le flaquearon las piernas y su frente transpiró con el miedo de los seres que necesitan saber y que no comprenden el porqué de las cosas. Allí mismo, en esa dulce esquina anochecida, dolorosamente despierto, iba a caer en el abismo al final del puente, en el espanto de la situación en que todo es igual a nada. Pero un segndo antes de abandonarse y dar el salto que lo iba a suspender o precipitar, surgió en Andrés un destello de instinto de conversvación que le impidióp caer en la locura de exigirse instantáneamente y allí mismo una respuesta fundamental. Y ese destello tuvo la forma de una frase irónica: - Todo esto es igual como si fuera en..., en... - trató de pensar en el sitio más apartado y exótico de la tierra-, igual como si fuera en Omsk, por ejemplo, y toda esta gente fuera omskiana... ¡Y claro, esta calle y esta gente eran exactamente iguales que si fueran de Omsk!. Con la risa lo invadió un gran descanso, como si cada uno de sus músculos y de sus células, cada pieza de su organismo, fuera nueva y funcionara a la perfección. Vio a la gente y a las cosas dándose la mano a través de los siglos y los kilómetros; ya no existían diferencias que los hiciera objeto de pánico, porque todos los omskianos, y él entre ellos, vivían un destino común. Eran todos ciegos..., pero ciegos juntos e iguales en medio del desconcierto, un desconcierto que podía transformarse en orden si uno se conformaba con ser incapaz por naturaleza de llegar a la verdad, y no se martirizaba con responsabilidades y preguntas carentes de respuestas. Los compromisos no existían. La materia, atrapada en el fenómeno de la vida, aguardaba agotarse. Nada más. ¿Valía la pebna, por lo tanto, desear saber, inquietarse por preguntar y exigir, por crear y procrear, acudir a filósofos, sabios, poetas y novelistas en busca de solcuiones? ¿Cómo era posible ser tan pueril como Carlos Gros y creer que la ciencia lo solucionaría todo, que mediante ella es posible llegar a concluir el puente, a cruzar ese espacio en que todos caen? ¿No veía que la ciencia, como las filosofías y las religiones, parte de una fe, desde el misterio de la calle anochecida, de estas vidas, de Omsk? Lo único que no era misterio era saberse existiendo..., después la muerte, y entonces ya nada tenía importancia porque todo caía más allá de la experiencia. Él vivía, Andrés Ábalos, nacido donde y cuando nació y entre la gente que nació. Eso era Omsk. Tal como la señora que regaba las flores en la ventana había nacido donde y cuando y en el medio en que nació. Rebelarse, tratar de dar un significado a la vida, hacer algo, tener cualquier fe con la cual intenta traspasar el límite de lo actual, era estúpido, pretencioso, pueril, y más que nada lo eran los compromisos y las responsabilidades. Lo único razonable era la aceptación muda e inactiva. ¿Le gustaba leer historia de Francia? Leería historias de Francia. ¿Le gustaba pasear en las tardes por calles tranquilas? Pues pasearía..."

¿Podía ser que la locura fuera la única manera de llegar a ver hondo en la verdad de las cosas?

- Si sé, sé todo lo que puedas decir. ¿Quien puede saberlo mejor que yo, que tengo el espejo vacíod e mi vida para contemplarme?.

¡Cualquier cosa menos afrontar la conciencia perpetua y el terror de ese futuro, sin tener un pasado vivo con el cual defenderse!.